EL PRI Y LA ALTERNANCIA POLÍTICA


Por: Pedro Gutiérrez Gutiérrez

Para que fuera posible en México la alternancia política, en los poderes públicos, sobre todo a nivel de presidencias municipales, gubernaturas, la Presidencia de la República, Congresos Locales y en el Congreso de la Unión, fue requisito indispensable construir las bases jurídicas, para promoverla y hacerla realidad.

Este proceso, representó el andar en un camino largo en el territorio político del país.  La mayoría de los politólogos coinciden, que las reformas electorales de 1977, impulsada por el ideólogo y expresidente del PRI Jesús Reyes Heroles, constituyen un parteaguas en ese camino. Por primera vez, se les dio existencia constitucional a los partidos.

No puede menospreciarse, que los primeros pasos de ese largo camino lo encontramos a principios del siglo XX, con el reconocimiento jurídico a los partidos políticos en México, en la Ley Electoral expedida por Francisco I. Madero y posteriormente refrendada en 1916 por Venustiano Carranza. Tampoco es menor, el reconocimiento en 1947 del voto de la mujer en las elecciones municipales y en 1953 el derecho a votar y ser votadas en todas las elecciones, así como la fundación del primer órgano electoral en el país: la Comisión Nacional de Vigilancia Electoral.

La creación de los diputados de partido en 1963 le dio a las minorías voz y voto en la Cámara de Diputados. Esta es la base para la representación de los 200 diputados por el principio de proporcionalidad que impera hasta la fecha. La reforma de 1977 permitió que la oposición conquistara más de 40 Ayuntamientos entre 1978 y 1981.

Las reformas político electorales de 1986, 1989, 1994, 1996, que crearon con plena autonomía, organismos como el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, constituyeron un piso jurídico fundamental en el país, que ofreció las condiciones materiales posibles para la alternancia en el poder.

El principal escultor de la alternancia política en México fue, es y lo sigue siendo, el Partido Revolucionario Institucional. Los decretos que han aportado las piedras con las que se ha construido la alternancia en México, han salido de los hombres y las mujeres que militan en el PRI.

No existe ninguna reforma social, económica o política- electoral en la historia de siglo XX y XXI en México en la que no haya sido el protagonista fundamental el PRI. La transición a la democracia y la alternancia en el gobierno responden sin duda alguna a los grados de desarrollo económico, social y cultural de la sociedad mexicana. De la revolución de 1910 no pudimos saltar a mayores grados de democracia, porque el 90 % de la población era analfabeta, ahora que ese y otros índices socio-económicos son diferentes, que se han invertido, transitamos por mejores condiciones democráticas, por eso las reformas electorales de 2007, 2012 y las futuras.

Cuando los priístas vemos que la oposición gana las elecciones en un estado de la República, como sucedió en Tabasco en julio pasado, sabemos que eso es posible gracias al esfuerzo de nuestros militantes para hacer realidad uno de nuestros fines fundamentales, construir un país democrático. Sin democracia no se puede pensar en la alternancia. La alternancia política, es consecuencia de la democracia.

 En la democracia se gana y se pierde. En el año 2000 perdimos la Presidencia de la República, ahora en 2012 la recuperamos. Ayer perdimos la gubernatura en Tabasco, hoy hemos comenzado a trabajar para recuperarla democráticamente en el 2018. La competencia política es una realidad en México, en razón de que hemos cumplido puntualmente con nuestro deber histórico de darle a nuestra patria mejores etapas de desarrollo democrático, y ese es uno de los orgullos priístas que debemos destacar en todos los foros posibles.

Entradas populares