CUANDO SEA EL PRESIDENTE (SEPTIMA PARTE), “vivir para contarlo…”


Por Arq. José Gpe. Peralta Romero

 
Ya, sinceramente no tenía el ímpetu de escribir otras de mis notas que acostumbro a escribir acá en alta mar en mis ratos libres. Es esta que están leyendo, la que tiene por titulo: “Cuando sea el Presidente, vivir para contarlo…” Algunos entes externos por tener esta idea de servir al pueblo, hasta me dicen demente, se ríen de mi, otros que sueño despierto y así sucesivamente. Pero no todos son negativos, hay algunos que si creen en mí, que si creen que sea posible. No saben esas personas negativas que tengo unos libros buenísimos en mi casa de auto estima que me ayudan a sostener mi idea. Ni el mismísimo diablo, ni el doctorAníbal Lecter me harían temblar de miedo ó me haría bajarme del Rin en el que estoy enfrentándome todos los días, para luchar por mis ideales. Para perdonar a los que me traicionan, para perdonar y olvidar a los que visite para pedirles ayuda y me la negaron ó simplemente me engañaron, para perdonar también a los licenciados de mi propio pueblo que no me defendieron cuando mas lo necesitaba. A los licenciados que me decían: “Yo no hago milagros”. Le doy gracias a mis padres que me dieron educación y creo que tengo unos cimientos como los de la torre latinoamericana, pues ni un tsunami, ni un terremoto como el del año 1985 que destruyo a  la ciudad de los palacios, me tumbarían. Gracias mama Juanita, gracias papa Lupe por su invaluable apoyo. Bien dicen que “el pan ajeno hace al hijo bueno”. Yo lo cambiaria por “el pan ajeno hace al hijo fuerte.”

               Un “presidente municipal”, debe de tener carácter y personalidad. La personalidad es la que puede verse, por ejemplo la ropa que uno usa, el tipo de corte de cabello, un cuerpo esbelto y bien formado, la limpieza de su oficina, la tecnología de punta que utiliza, el equipamiento tecnológico del que se apoya, etc., etc. El carácter es la parte oculta del Iceberg, y por su puesto la más grande e importante. Ósea, que ahí entra la manera de ser del individuo, como actúas en situaciones difíciles, que tipo de lenguaje utilizas, y como tomas tus decisiones. Lo estoy explicando con mis propias palabras. Eso lo leí en mi libro “un sitio en la cumbre” del argentino Félix Cortes. Se los recomiendo mucho. A mi me lo regalo mi madre cuando era yo universitario y me dio mucha fuerza de voluntad para terminar mi profesión. Lo que es el poder del lenguaje, mueve montañas. El lenguaje te hace ganar muchos amigo, perder muchos amigos, mover masas, ganar elecciones, perder elecciones, conquistar una mujer, perder una mujer. El lenguaje escrito del hombre es un arma poderosísima, a diferencia de la arquitectura, que es el lenguaje visual del hombre. Pero ese es otro tema. Son reflexiones mías, no estoy plagiando nada. Yo no escribía nada, empecé copiando a otros, y fijándome en el estilo, en la ortografía, en los temas. De hecho compre una enciclopedia chiquita que se titula “el poder del lenguaje” que no he podido terminar de leer, pero que me han servido algunas cosas lo poco que la he ojeado.

               Les voy a dar un ejemplo de carácter. No se si ustedes recuerdan una escena de la vida del Lic. Benito Juárez García, cuando estaba reunido con sus seguidores en una casa escondido cuando lo persiguieron, en el tiempo que cambio la capital del país al estado de Veracruz y estando tomando decisiones importantes, entraron los soldados a arrestarlo, entonces Juárez demostrando su gran carácter, se levanto de la mesa y dijo: “Señores, aquí esta mi pecho, apúntenme al corazón”. Como quien dice estaba entregando su vida por la democracia de México. Eso si es tener carácter, ¡oh! ¿A poco estoy equivocado?

               Hasta pronto amigos, “el presidente…” Alta mar, a 01 de octubre del 2012.

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